VIVIR Y COMPARTIR, NUESTRA MISIÓN

“Conociendo a los artesanos que tejen nuestras mochilas: una experiencia que me llenó el alma”.

Por fin llegó el día, el 17 de febrero era un día que estaba esperando con mucha alegría. Era un sueño que se iba a hacer realidad poder conocer la Guajira y mejor aún conocer de cerca las comunidades Wayúu siendo parte de la misión de entrega de kits escolares de Hilo Sagrado.

Sol, Cultura, compañerismo, expectativa, tejido, mochilas, colaboración sería la descripción perfecta de lo que fue esta aventura que viví y que me llenó el alma de manera absoluta. 


¿Cómo empezó?

Apenas llegué a Riohacha me encontré con Mónica, mi compañera de misión. No nos conocíamos  pero hicimos una muy bonita amistad y un gran equipo de trabajo. Apenas llegué toda la agenda cambió  y todo lo que habíamos planeado desde Bogotá tocó modificarlo, pues justo ese fin de semana hubo un paro nacional y los kits no llegaron cuando lo teníamos previsto. Así que tocó improvisar e ir tomando decisiones sobre la marcha. Me estresé un poco pero en Hilo Sagrado he aprendido que no importa la dificultades, todas somos un solo equipo y trabajamos por un mismo fin, poder empoderar a las mujeres y las comunidades

Primer acercamiento

Al día siguiente nos reunimos con las líderes de cada comunidad de artesanos con los que trabaja la fundación para realizar un taller de empoderamiento. Yo estaba muy emocionada pues éste fue  mi  primer acercamiento a la comunidad wayúu. Me encantó conocer sus formas de ver el mundo, entender la dinámica en la que viven y comprender que el ritmo de vida es totalmente diferente al nuestro.

Durante este espacio realizamos un ejercicio de meditación, era una actividad totalmente nueva para la mayoría de ellas y fue muy gratificante ver como hicieron conciencia del presente y sintieron la calma que la meditación  trae. Que a pesar de que somos de dos culturas diferentes y llevamos un ritmo de vida diferente, la meditación es una práctica que nos trae beneficios a todos.

 

 

Nuestra misión

El día siguiente fue uno de los más emocionantes de la semana porque fui por primera vez a una de las comunidades, estuvimos en  Jaririmana, que está ubicada muy cerca a Riohacha. Fui feliz, pues su recibimiento fue muy amable y cordial. Me encantó ver la unión que hay dentro de las mujeres de la comunidad, las ganas que tienen de aprender, de ser parte de la fundación y de seguir tejiendo mochilas de calidad llenas de amor.

Ese día en medio de las brumas de arena que llegaban y nos interrumpieron el taller de calidad que estábamos realizando logramos concientizarlos de la importancia que es para nosotros como Hilo Sagrado, promover la educación y que esta puede transformar de buena manera a las comunidades.

Después fuimos a Uyaraipa a compartirles un taller de calidad. Está es  una comunidad que queda en el medio del desierto. Es una comunidad hermosa, llena de alegría, se respira una tranquilidad indescriptible. Fue hermoso ver la unión que hay entre ellos, sus disposición a aprender  y por primera vez me sentí perdida cuando hablan en wayuunaiki pero entendí que una sonrisa es el lenguaje universal.

Esa tarde por fin llegaron los kits. Entonces dejamos todo listo y al día siguiente madrugamos a Ciruelakat, la comunidad más grande con la que trabaja la fundación. Les compartimos el taller de calidad de las mochilas  y realizamos la entrega de los kits. Fue emocionante ser parte del cambio y gratificante ver como ellos aprecian y valoran cada aporte que les podemos brindar. Así mismo poder transmitir ese mensaje de empoderamiento, de la importancia y el valor que tiene el trabajo de cada artesano. Y sobre todo de enfatizar la importancia de la educación en el desarrollo de las comunidades.


Al día siguiente era la actividad en la comunidad de Los Cabritos. Que en esta ocasión fue la comunidad más especial para mi pues me abrió las puertas para alojarme. Amalfi la líder de esta comunidad es la mejor anfitriona que he tenido. Ella junto con su familia me hicieron sentir en casa, parte de la familia. Me encanta la unión familiar que hay en las comunidades,que se reúnan en sus chinchorros a compartir su día. Esto me hizo reflexionar de la importancia de esta unión familiar y lo que hemos perdido en las grandes ciudades por el gran ajetreo.

Acá también repartimos los kits escolares, nuevamente todos super agradecidos. Pero además iniciamos la socialización de un súper proyecto con la moringa, el cual lleno de felicidad a muchas familias, ya que esto tendrá beneficios para la salud y alimentación de los niños.

El último día madrugamos a la última comunidad que nos faltaba por visitar Urrachikat nuevamente nos recibieron con los brazos abiertos y nos mostraron su compromiso con la fundación Después volvimos a jarijirimana y a Uyaraipa a entregar los kits escolares lo cual nos llenó de alegría ver a todos estos niños recibiendo los kits.

Tejiendo historias

Esta experiencia que Hilo Sagrado me brindó fue realmente nutritiva para mi. Es un acercamiento gana-gana donde nos damos cuenta que todos tenemos algo que aprender del otro. Hilo Sagrado es un aliado de las comunidades para que puedan cumplir sus metas y sueños.